10 agosto 2008

El Caso, el Mito y el Ultimátum de Bourne: Trilogía de calidad.

Las aventuras y desventuras de Jason Bourne estrenan esta nueva categoría en La Última Película. Dentro de la etiqueta RETRO podréis encontar comentarios y críticas referentes a aquellos visionados atrasados (o a revisionados) de películas que no sean de actualidad.

Aprovechando el puente del finde pasado en Madrid, el viernes fue nuestra cita con las tres películas que conforman la saga de Jason Bourne, ese espía sin memoria interpretado por Matt Damon.

Allá en 2002 se estrenaría El Caso Bourne, una gran película de acción que más tarde se convertiría en la primera parte de una de las mejores trilogías del género. Quién no sabe ya que Jason Bourne despierta en un barco pesquero sin nada más que lo que lleva puesto.. ni siquiera conserva su memoria. Durante las casi dos horas de metraje, Bourne descubrirá lo turbio de su pasado mientras investiga su identidad. Esta primera entrega de la saga tiene todos los elementos de una buena película de acción, de espías y de conspiraciones. El guión tiene giros y arcos originales a pesar de lo trillado del género.

Una de las mejores características de la saga, y que ya es una marca de identidad, se evidencia ya en esta primera entrega: Las persecuciones. En este caso tenemos a un habilidoso Bourne, acompañado de una no tan asustada como debería Marie (Franka Potente, protagonista de esa joya que es Corre, Lola, Corre), que recorre las calles, aceras y plazas de París en un mini huyendo de la policía parisina.

El Caso Bourne nos ofrece mucho más de lo que parece y es que Bourne forma parte de un grupo de asesinos de élite que trabaja para el gobierno de los Estados Unidos haciéndole el trabajo sucio. Cuando los jefazos del proyecto Treadstone se enteran que Bourne está vivo, llaman a sus matones que tienen desperdigados por Europa para asesinarle. Es así como conocemos a Clive Owen, un ejecutor de pocas palabras atormentado por las pesadillas que le provoca su trabajo, algo que luego tormentará a Bourne de igual forma.

Tras demostrar sus habilidades infinitas (y sorprendentes), superar y engañar a todo potencial enemigo y desvelar la verdad de su identidad, el Caso Bourne acaba de forma conclusiva (cosa que no pasa con el resto de las entregas) y con un final que puede percibirse como feliz.

Tras la dosis de acción y espionaje casi perfectos que es la primera parte de la saga, en 2004 nos llegó El Mito de Bourne, una producción inferior a su predecesora, aunque no demasiado, cuyo planteamiento ya concebía claramente la existencia de una tercera entrega algo que resulta ser lo peor de la película ya que produce una sensación de no tener identidad en sí misma.

A pesar de ello, esta segunda entrega recoge todos los elementos de la anterior y los potencia constantemente, estableciendo así una estética, elementos y tramas que conforman una identidad propia para la saga. Acción, conspiraciones, persecuciones y un Bourne cabreado porque ya tenía suficiente con sufrir las consecuencias de su pasado, sino que encima le arrebatan a Marie, el pilar básico de la única vida que recuerda haber vivido.

Aquí la conspiración se vuelve más complicada y Bourne va descifrando qué son esos flashes que tiene de su pasado y se las arregla para desenmascarar al topo que busca la CIA, matar al asesino ruso que se cargó a Marie y confesarle a la hija de la vícitma de sus flashes la verdad sobre la muerte de sus padres.

Paul Greengrass (que sustituye a Doug Liman en la dirección, y se hace amo y señor de la saga) demuestra un mejor manejo de la puesta en escena haciendo que secuencias que en la primera película habrían sido geniales sean espectacularmente magistrales. La persecución en Moscú es un claro ejemplo de un manejo de la cámara espléndido unido a un montaje rápido pero claro y efectivo que mantiene la tensión intacta en todo momento. Llegado a éste punto, y ya que es otra parte importante y característica de la saga, debo hablar de John Powell, artífice de la banda sonora de la trilogía. La banda sonora ha conseguido crear una serie de melodías que forman parte de la identidad de la saga, y que sabe potenciar muy bien todas las secuencias que, al fin y al cabo, es él propósito final.

Con ésto y con todo, y apesar de que es altamente entretenida y mantiene el altísimo nivel de su predecesora, como he dicho antes, y sobretodo se intensifica con el final, la sensación es de transición pero deja todos los elementos sobre la mesa para que se de lugar El ultimátum de Bourne, una película magnífica que pone fin (esperemos) a una de las mejores sagas de acción de los últimos años.

El ultimátum de Bourne está contado en flashback con respecto a la segunda entrega, algo de lo que no nos damos cuenta casi al final del metraje y nos mete de lleno en la venganza de un Bourne que ha decidido no quedarse de brazos cruzados y descubrir qué significan todos los flashes que le abruman. Por su parte, Pamela Landy se da cuenta de lo turbio de Treadstone, la nueva división derivada de ello y algunos peces gordos de la CIA y ayuda a Bourne de lejos pero de cerca.

Greengrass vuelve a demostrar su valía tras una cámara de rápidos movimientos y nos ofrece una de las mejores persecuciones que veremos en muchos años, un despliegue de medios (los extras del film son muy reveladores) y un montón de ideas originales hacen de la persecución por Tánger en general, y los tejados en particular, sea espectacular. En todos sus detalles. Pero no me olvido tampoco de la persecución, esta vez en coche, en Nueva York. Si es que son muy grandes.

Además vuelve a ponerse de manifiesto es gran marca de identidad de Bourne y es que, si la acción se desarrolla en Madrid, se graba en Madrid, y eso le aporta credibilidad, realismo y calidad a la película (me viene a la mente esa plaza en Salamanca llena de mejicanos de En El Punto de Mira).

Se le achacan lagunas en cuanto a la historia y el pasado de Bourne pero que sólo son ciertos en parte. Sí, podríamos haber sabido la vida de Bourne antes de ser reclutado, pero con los detalles que te muestran es suficiente para darte cuenta de que no es un pasado agradable. Además muchos critican que no se aclare nada respecto a la relación de Nikki y Jason, algo que me parece fuera de lugar por dos motivos. Primero, Bourne demuestra que se sale de lo tipicorro y no cae en el sentimentalismo de las relaciones y no tiene miedo a ser fiel a la historia. Bourne tiene su historia de amor con Marie y, después de muerta y tratando de vengarla, lo más lógico y conveniente para la historia es que la relación con Nikki en la tercera entrega, ya que en la segunda apenas aparece, no vaya más allá de la amistad o de ayudarse mutuamente. Sería más criticable que los dos acabasen felices y contentos haciendo bebés.

Y por otra parte, muchos critican que no queda nada claro el pasado y el futuro de ambos. El pasado queda totalmente explicado y no hace falta ser un lince para conocer la verdad. Además, viendo la trilogía de nuevo te das cuenta que, ya en la primera entrega, Nikki le pone ojitos a Bourne la primera vez que se ven. Tuvieron una relación, tristemente Bourne no la recuerda, pero esa relación, tras lo sucedido en la tercera, no puede ir a ningun lado si quieren continuar con sus vidas. El que quiere pensar que Bourne busca a Nikki igual que buscó a Marie, que lo piense.. yo prefieo pensar que cada uno hace su vida sabiendo que el otro sigue vivo. No creo que haya una visión correcta en este aspecto.

Y no puedo terminar sin hablar de Matt Damon, declarado uno de los hombres más sexis del planeta, que ha sabido dar una personalidad y porte a Bourne que no muchos hubiesen conseguido. Ha logrado crear un personaje serio y creible dentro de una saga de acción prácticamente pura cuando, en general, el imaginario de protagonistas de este género es risible, exagerado o una parodia de sí mismo.
Lo mejor de la trilogía: Cómo han hecho de unas grandísimas persecuciones una marca de identidad de la saga. El aprovechamiento artístico y de puesta en escena de las localizaciones Europeas.
Lo peor: los rumores de una cuarta entreg, sin Greengrass ni Damon... ni siquiera Liman.

Para acabar, y a modo de valoración general de la saga, la trilogía de Jason Bourne es cine comercial de entretenimiento de calidad, una saga que derrocha originalidad, espectacularidad y un buen saber hacer cuyo resultado deja al espectador con un sabor de boca inigualable tanto al finalizar cada entrega individualmente como al término de la saga.

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