11 septiembre 2008

El Rey de la Montaña: el por qué de la violencia

Te dan de hostias y no sabes por dónde te vienen. Tu, atolondrado y sorprendido por lo que está pasando reaccionas, primero sorprendido, y después aterrado. No sabes qué es lo que está pasando, quién lo hace y, lo peor de todo, por qué. De esto, en resumidas, cuentas, va El rey de la montaña, la interesante ópera prima de Guillermo López Gallego, que llega a los cines españoles ¡un año! después de exhibirse en Sitges.

Quim (un estupendo, como casi siempre, Leonardo Sbaraglia) se piede con su coche en la carretera de una montaña que se encuentra en mitad de ninguna parte. Se baja del coche y, de repente, recibe un disparo. Herido y desorientado, se encuentra con Bea (María Valverde). Ella también está perdida y su coche se ha quedado sin gasolina. Pese a las desconfianzas mutuas, ambos deben unirse para intentar salir de allí. Tienen que huir por el bosque a pie, desarmados, con frío, perdidos. Y sin dejar de ser acechados ni un solo segundo. Si paran, mueren...

El rey de la montaña pertenece a esa corriente de cine que intenta reflejar la violencia como algo inesperado, irracional y trágico en sus consecuencias. Hay diferentes formas de abordar el tema de fondo, cómo se puede ver, por ejemplo, en el Funny Games de Michael Haneke. Aunque, algo sobado, es una propuesta, un tema que siempre funcionará - si está bien hecho, como es el caso, porque logra que el espectador se ponga en la piel de unos personajes que son perseguidos, con intenciones mortales, sin saber muy bien por qué. López Gallego utiliza el poder de la ignorancia y el desasosiego, del no saber qué es lo que va a pasar a continuación

No debemos olvidarnos tampoco de ese último acto que cambia completamente la estructura narrativa de la historia. Con la revelación del quién les está persiguiendo se busca un efecto chocante (que pese a todo se puede intuir por el buen-aunque-demasiado-explicativo poster de la película) que se consigue a medias. Hace diez años hubiese sorprendído más. Pese a todo, funciona. Lo mejor: López Gallego saber trasladar la tensión y el desasosiego que sufren los personajes a los espectadores. La puesta en escena ayuda a reforzar la labor de los intérpretes, en un registro muy físico que no se había visto antes en sus interesantes carreras.
Lo peor: Es una suma de películas e ideas que ya hemos visto en obras como Deliverance o Las colinas tienen ojos.
Las influencias: El director ha confesado que hay numerosos planos de la película que están inspirados en la estética de videojuegos como Doom, algo evidente al ver la película.
¿Por qué... se ha tardado un año en estrenar la película en nuestro país? El rey de la montaña se exhibió en Sitges en octubre de 2007 y desde hace semanas hay un dvd-rip en Internet.

En definitiva, una película notable, con unos protagonistas impecables y una satisfactoria puesta en escena del debutante López Gallego. Un buen retrato de la violencia injustificada, con una factura notable y uno de esos casos en los que se puede pronunciar la terrible frase "pues no parece española". Lo peor de todo es que ya la hemos visto antes. Aún así, una buena opción para ir al cine.

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