29 abril 2009

Porque los Pagafantas existen

Hola compañeros pagafantas. Todos saben que el mundo se colapsaría de no ser por nuestra aportación al mundo de la pareja. Cualquier queja, lloro o necesidad de cariño es inmediatamente respondida por nuestra parte a la vez que dejamos que esa chica que tanto nos guste esté accesible para el resto de hombres que no tiene la bendición de ser como nosotros. Pobrecitos, algo había que dejar para ellos. Sin embargo hoy no estoy aquí de mi maravillosa (no) relación con la mujer de mis sueños, sino para informaros de la existencia que al final reconoce nuestra imprescindible aportación al universo de las relaciones de pareja, ese que quizá conozcamos en una próxima vida y, claro está, el título no puede ser más atinado: Pagafantas.

Nuestro representante en la película se llama Chema (bueno, en realidad, tenemos dos, ya que nos hacen una película había que tirar la casa por la ventana!) y lleva una vida apasionante encerrado casi todo el día en casa de sus padres y saliendo de parranda los miercoles y los jueves.

Lo único que llama un poco la atención para mal es que tenga una ex que quiere volver con él y que, en todo caso, no sea al revés, pero bueno, eso no es lo importante. Nuestro Chema conoce un día a una joven argentina que está buscando algo en un cubo de la basura y se enamora de ella en cuanto ésta le hace un poco de caso. A partir de ahí los típicos síntomas, gestos que delatan el cariño que le tiene, un antiguo novio macizo que reaparece, favores disparatados que ha de realizar, etc. En definitiva, nada que ninguno de nosotros no conozca.

Sin duda el mayor acierto de la película es la elección de Gorka Otxoa como protagonista. Vale que puede acabar un poco encasillado tras lo genial que estaba en este tipo de papel primero en Vaya Semanita (en especial en la sección del Human behaviour) y luego en la tristemente cancelada Cuestión de sexo como Gonzalo, donde además de pagafantas le costaba lo indecible sacar el carnet (amigos pagafantas aquí uno que reconoce que no lo sacó hasta el séptimo intento). Tanta experiencia redunda en una credibilidad asombrosa donde juega estupendamente con ese sentimiento típico de nosotros de provocar risa a la vez que da cierta penita.

Del resto del reparto hay que hacer una primera parada en el personaje del tio Jaime interpretado por Óscar Ladoire. ¡Quién nos iba a decir que el crápula vicioso de Las edades de Lulú iba a ser un homólogo nuestro! Igualmente creíble aunque optando por un cóctel más orientado a la penita que al ser graciosillo la verdad es que no puedo buscarle pegas a su actuación. El resto de personajes pues las chicas que nos llevan por la calle de la amargura son Kiti Manver y Sandra Garciarena, muy acertadas las dos aunque me cueste ver lo que le gusta a Chema de la segunda más allá de su buen físico y de ser simpática, pero bueno, cada pagafantas tiene su debilidad particular ¿verdad, chicos?

Por lo demás, apariciones breves del gusto de la chavalería como dos actores de Muchachada Nui, otros dos más de Vaya Semanita (una pena que Alejandro Tejería no sea uno de ellos y más al sí figurar entre los agradecimientos de los títulos de crédito) y Michel Brown, el tío ese de Pasión de Gavilanes que tan mal nos cae a todos nosotros, pero bueno, cumple con su papel.

En definitiva chicos, Pagafantas es la película para dar a conocer nuestra particular forma de ser y realiza un retrato certero, divertido y simpático de ver a la vez que resulta coherente con su propuesta. Hasta julio no se estrena, pero ya ha sido reconocida con el premio de la crítica en el reciente festival de Málaga. Se ve que gustamos, así que no seáis tan rancios de no acercaros a verla cuando finalmente se estrene.

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