Toda la idea está tremendamente desaprovechada, el protagonista no consigue empalizar con el espectador, los números musicales ni la película tienen alma, la historia va a trompicones y se hace pesada, el elenco está desperdiciado, no brilla en ningún aspecto: ni el guión, ni la dirección, ni musicalmente, ni vocalmente, ... Nada. Bueno, vale. Pasamos la dirección artística y fotografía pero es algo que daba tanto por hecho que casi ni lo percibo como punto positivo. Y las actrices están bastante mal dirigidas.
Lo único que merece la pena es el número de Fergie. Es la esencia de lo que podría haber sido: una canción emocionante, una puesta en escena espectacular y vibrante, un vozarrón impresionante, alma, sentido con lo que se estaba contando: contrasta la conversación que está teniendo con el obispo, y el montaje paralelo con el flashback de su infancia es fantástico. Es lo que le faltan al resto de números. El de Judy Dench es vergonzoso y el de Kate Hudson (ese personaje totalmente impostado) es divertido pero fuera de lugar.
Confieso que a mí es muy fácil ganarme... me pones unos números musicales minimamente cuidados y ya me tienes. En Nine hay algunos (los de Nicole Kidman son un ejemplo) que carecen de cualquier elemento llamativo visual o narrativamente interesante y parecen como diálogos hablados. Y ese final es todo un anticlímax, parece una preparación en toda regla para un necesario número de despedida que no existe.
Lo mejor: El “Be Italian”.
Lo peor: Que las expectativas probablemente han hecho que tenga peor impresión de lo que quizás debería.
Si quieres ver un buen musical, con números bien integrados, que cuentan algo, excelentemente coreografiadaos y con una dirección artística fantástica, mejor os invito a ver Chicago o Mouling Rouge.