07 julio 2011

Maratón Harry Potter: El Cáliz de Fuego

Continuamos con el especial dedicado a la saga Harry Potter, la serie de películas que ha conquistado a jóvenes y no tan jóvenes desde que en 2001 se estrenase la adaptación del primero de sus libros, La piedra filosofal. Ahora es momento de hablar de El Cáliz de Fuego, la continuación inmediata de El prisionero de Azkabán, la mejor película inspirada en la saga basada en las novelas de JK Rowling (al menos hasta que veamos la segunda parte de Las Reliquias de la Muerte el próximo 15 de julio).

Tras el agotamiento de un Alfonso Cuarón que había dado nueva vida a la serie con la anterior entrega de la serie, el director elegido para capitanear el barco era Mike Newell: artesano que ya había demostrado su versatilidad en películas tan distintas como Cuatro bodas y un funeral, Donnie Brasco o La sonrisa de Mona Lisa: el realizador inglés (el primero en la saga hasta ese momento) aporta unos mínimos más que correctos, pero al producto le falta la garra y personalidad de la que si disponía Azkaban.

A favor de la película podemos decir que apuesta por la aventura de lleno, ofreciendo un relato muy entretenido gracias a las posibilidades que da el torneo de los Cuatro Magos. Las pruebas (menos a vida o muerte de lo que nos quieren vender), las consecuencias de la aparición en escena de Fleur Delecour y compañía y las excentricidades del nuevo profesor de Artes Oscuras (continuando con la famosa maldición en este puesto de trabajo) entretienen a las audiencias hasta el magnífico clímax de la película, con ese retorno por todo lo alto de un Lord Voldemort al que da vida Ralph Fiennes.

Instrucciones de uso: Aunque carece del poso de El prisionero de Azkabán o (en su mayor parte) el dramatismo que caracteriza las posteriores películas de la saga, El Cáliz de Fuego funciona a la perfección como cinta de aventuras y acción en la que hay cabida para la comedia, el romance y hasta el terror. No es un prodigio de personalidad, pero es entretenida a rabiar.
La esperadísima aparición de Aquel que no debe ser nombrado y la muerte de un Cedric Diggory interpretado por el entonces desconocido Robert Pattinson marcan el punto de inflexión en la saga: si antes estábamos viendo un relato juvenil que se oscurecía por momentos, después del clímax de la cuarta película queda claro que estamos ante un relato más tenebroso y adulto de lo que nos espérabamos encontrar cuando descubrimos por primera vez el mágico mundo de Rowling.

No acostumbra a entrar en el top de películas favoritas de la saga, pero poco más se le puede pedir a El cáliz de fuego de lo que ya da. Los que se quejaban de que había subtramas que se quedaban fuera de la película tienen que entender que una película no es un libro y que no es fácil sintetizar más de 700 páginas en algo más de dos horas y media.

1 comentaron:

Adriii dijo...

Y tu no me seas Troll.
Dani, que es un poco blogger-retard xD

 
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