19 agosto 2011

El origen del planeta de los simios.... o cómo un mono se convirtió en el personaje del verano

No deja de ser curioso que haya tenido que venir un perfecto desconocido como Rupert Wyatt para conseguir lo que Tim Burton no pudo hacer hace ya diez años: insuflar de nuevo vida a la saga El planeta de los simios. Con un presupuesto ajustado (93 millones de dólares), esta precuela nos explica la aparición de estos avanzados e inteligentes simios que terminan por dominar y esclavizar a los seres humanos. ¿Y quién es el origen de todo esto? Cesar, un mono al que da vida (y de qué manera) Andy Serkis. El mismo que hizo de King Kong y Gollum, sí.

Es característica ya habitual que los blockbusters veraniegos estén llenos de personajes planos y vacíos que sirven exclusivamente para hacer avanzar la acción de una película llena de secuencias espectaculares que en realidad no van a ninguna parte (hola saga Transformers). Esto no sucede en esta ocasión.

En El origen del planeta de los simios las cosas están contadas sin prisa pero sin pausa, sin olvidarse en ningún momento de la palabra "conflicto" y con un tono que parece más cercano al drama que a cualquier otra cosa. El tono shakespeariano de las relaciones paternofiliales y la evolución del personaje de Shakespeare se apoderan de un guión sorprendemente acertado, que hace honor al concepto "progresión dramática". Aquí las cosas no suceden porque sí, se toman su ritmo y todas están encaminadas a explicarnos cómo y por qué un grupo de monos se acaba rebelando. Un grupo de animales que, de la mano de la genial WETA, acaba teniendo más corazón y profundidad que los personajes humanos que tampoco se benefician de un casting particularmente acertado: con un James Franco cumple pero no tiene el carisma que había demostrado en otras intervenciones y una Freida Pinto que nos recuerda que ser guapa y buena actriz no es necesariamente lo mismo. Su personaje, inutil para la trama, es uno de los pocos defectos de la potente y hasta emotiva historia que cuenta el film.

Instrucciones de uso: Sin cambiarte la vida ni redefinir el cine comercial en ningún momento (tampoco es labor de un novato como Rupert Wyatt), El origen del planeta de los simios nos recuerda que los blockbusters también pueden ser emotivos y que, en las peliculas, el término conflicto no es necesariamente un sinónimo de pelea.
A los detractores (los pocos que hay: la película ha sorprendido por gustar de un modo casi unánime a crítica y público) que echan de menos el maquillaje en los monos y que se quejan de un exceso de humanización de los monos por culpa de los efectos especiales, sólo se les puede decir una cosa: gracias a la estupenda técnica del film nos encontramos con un sensacional trabajo de Serkis que consigue, una vez más, que una criatura digital tenga alma y conecte con el especador. Tambíén ayuda una más que acertada puesta en escena de Wyatt, que nos permite regalarnos varios planos espectaculares (como ese reflejo en el que se ve la huída de todos los monos) que se ven acompañados de una brillante banda sonora a cargo de Patrick Doyle.

El origen del planeta de los simios es un buen ejemplo de las virtudes y concesiones que debería tener una buena película de verano. Y es que, señores, que sea verano no significa que se nos haya fundido el cerebro.

0 comentaron:

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Powerade Coupons