Todo apuntaba a que sería una noche histórica... y ciertamente lo fue. Hasta el momento que Jack Nicholson apareció en el escenario con sus míticas gafas negras y anunció, con un obvio gesto de sorpresa, que la mejor película del año para la Academia era....Crash, en la que es la decisión más sorprendente e inquietante que recuerdo. No es la primera vez que una gran película (como lo es Brokeback Mountain) no gana como mejor película. Lo preocupante es que la cinta de Ang Lee había sido nombrada mejor película del año (entre más de 50 premios internacionales) por los Globos de Oro, BAFTA, Independent Spirit Awards, los Sindicatos de Productores, Directores y Guionistas o el Festival de Venecia.
Esta decisión de la Academia no es más que un lamentable paso atrás para los Oscar, tras premiar durante los últimos años películas como El pianista (con un sorprendente premio para Roman Polanski cuando lo más facil y, en cierto modo, lógico era premiar a Martin Scorsese por Gangs of New York), Millon Dollar Baby, American Beauty o incluso Shakespeare in love (cuando la favorita era Salvar al Soldado Ryan).
No voy a atacar a la película de Paul Haggis. Mi indignación hubiese sido prácticamente la misma si hubiese decidido premior a cualquier otra de las candidatas. Crash me parece una buena película, de eso no hay duda. Pero de ser una buena o muy buena película a ganar el Oscar a mejor película hay un largo trecho .El voto a Crash es, sin duda, el más fácil, el más comodo para el sector más conservador de la Academia. Pero para mí esto no es más que una excusa, un intento de justificación. El triunfo de la película de Haggis es sorprendente por diferentes motivos. Aparte de lo obvio, la película tuvo una recepción crítica muy positiva pero inferior a muchas de sus rivales. Comercialmente ha funcionado correctamente, sobre todo teniendo en cuenta que su presupuesto era únicamente de 6 millones de dólares (aunque la inversión en la campaña de los Oscar ha sido superior al coste del film). Además, se ha estrenado en España con ocho meses de retraso, sin causa apenas revuelo. Buena parte la audiencia no sabía qué película era Crash cuando la prensa anunciaba su victoria en los Oscar. Desde Rocky en 1976 la película ganadora no tenía una cifra tan baja de premios, también con tres galardones.
La temática abarcada por Brokeback Mountain ha jugado tanto a favor (consiguiendo una mayor publicidad) como en contra (han sido varios los miembros de la Academia que, después de la ceremonia han reconocido que no han visto ni van a ver la película por lo que es) de la película. Sin discusión alguna, la de Ang Lee se ha convertido en la película del año. La propia Academia la ha reconocido con los premios de mejor dirección y guión adaptado, dándole además tres nominaciones a sus actores. En cambio, Paul Haggis (que, curiosamente, es el creador de la serie Walker, protagonizada por Chuck Norris…) y Crash tienen un Oscar como mejor guión original y una nominación a su reparto. Si Brokeback Mountain está, a juicio de ellos mismos, mejor dirigida, escrita e interpretada…. ¿por qué la han castigado no dándole el Oscar a mejor película? En fin, que cada uno saque sus conclusiones.
El tiempo pondrá a cada una en el lugar que le corresponde. Crash en el grupo de las ganadoras olvidadas (un saludo desde aquí a los responsables de Carros de Fuego) y Brokeback Mountain acompañará a films que no consiguieron el más preciado galardón como Cabaret (magistral musical que tuve la oportunidad de ver recientemente) o tantas otras, aunque claro... no es lo mismo caer ante Crash que ante El padrino, como lo hizo la película de Liza Minnelli.