Sandra Bullock, que a sus 45 años parece que ha hecho un pacto con el diablo, no es tonta y sabe que ella está hecha para la comedia (especialmente para la física, donde no todo el mundo está a la altura). A pesar de que ha hecho cosas fuera de su género (Tiempo de matar, Infamous - la otra película sobre Truman Capote - o, no nos olvidemos, Crash), sabe que es en la dramedia romántica donde mejor se mueve y donde el público quiere realmente verla. Ahí estan las cifras de Amor con preaviso, Miss Agente Especial (aprovecho el momento para declararme fan absoluto suyo: es simple, es estúpida pero qué coño, es ver que la ponen en televisión y serme imposible no sentarme a verla), Mientras dormías o el mayor éxito económico de su carrera, la cinta que aquí nos ocupa, La proposición.
La proposición, dirigida por la responsable de la muy inferior 27 vestidos, cuenta la historia de una ejecutiva - editora de libros agresiva que está a punto de ser deportada a Canadá y que obliga a su asistente a casarse con ella para que no la echen del país. Al principio se odian para, por supuesto, al final de la película darse cuenta de que sienten algo el uno por el otro. No esperéis novedades, porque no las hay. Lo que sí hay es el ingrediente imprescindible en toda comedia romántica que se precie: una pareja con química. Aunque Bullock quede por encima de Ryan Reynolds (después de todo, estamos en territorio Bullock), la pareja funciona. Parece fácil, pero no lo es. Los diálogos y las situaciones, aunque un tanto sobados, siguen funcionando en parte por el buen hacer de su reparto (donde destaca, una vez más, la genial chica de oro Betty White, que a pesar de su edad sigue activa en el cine y la televisión). Además, aunque sean arquetipos no encontramos gente idiota o anticarisma como si pasaba en intentos recientes como la citada 27 vestidos o ¿Qué le pasa a los hombres?
La proposición no es una gran pelícua, probablemente ni siquiera sea una "buena película" pero, sinceramente, en los tiempos desérticos que la comedia romántica vive desde hace años, la película es casi un oasis al que podemos asistir los fans del género. Estamos ante una propuesta clásica pero efectiva y definitivamente entretenida e infinitamente mejor que otras pasteladas mediocres por llegar o ya estrenadas son Guerra de novias - a pesar de mi amor a la Hathaway - o Ghosts of Girlfriends' past - ya que estamos, que maten a Matthew McConaughey, por favor.