El (merecido) premio a Penélope Cruz como mejor secundaria del año no es sino la recompensa a una mujer que, diez años atrás y con todas las papeletas para convertirse en la mayor estrella del cine español, decidió irse a Estados Unidos, sin saber hablar inglés (un idioma que ahora domina a la perfección aunque manteniendo demasiado su acento español), con una mano por delante y otra por detrás para intentar cumplir el sueño al que se refería en su emotivo discurso del domingo. Se vio obligada a actuar en películas terribles (podría enumerarlas pero esta vez no lo haré, todos sabemos de qué estamos hablando) hasta que consiguió hacerse un nombre y ser tenida en cuenta para citas mayores. Almodóvar fue fundamental para que Hollywood lo viese con otros ojos: la maravillosa Raimunda le abrió las puertas del cine de qualité, logrando su primera nominación al Oscar. En 2008 fue la volcánica María Elena y una estudiante cubana que seduce a Ben Kingley. 2009, de nuevo, será su año: nuevo film con Almodóvar y un papel secundario pero estelar en Nine, un musical con un reparto de ensueño. Que no se extrañe nadie al verla el año que viene nominada de nuevo. Es su momento. En una industria tan complicada como la del cine, los actores tienen que aprovechar sus cuatro o cinco de años de gran estrellazgo (sólo algunos pueden sobrevivir más allá de eso en lo más alto) para interpretar grandes papeles. Que se lo digan si no a Nicole Kidman, hoy en día perdidísima después de haber estado en lo más alto.
El resto del reparto de premios fue de lo más predecible, con la excepción de los premios a mejor película extranjera y mejor actor protagonista: un gran actor se iba a ir sin premio esta noche y finalmente le tocó a
Mickey Rourke. Harvey Milk consigue darle a
Sean Penn un segundo y muy merecido Oscar: el actor está inolvidabe, borrándose a sí mismo para componer un papel complejo y emocional. Creo sinceramente
que Slumdog Millionaire es la justa vencedora de 2008 aunque ocho premios me suenan un tanto exagerados. Con la película de
Danny Boyle se le presentó a la Academia la oportunidad de, por fín, premiar a la cinta indie aclamada del año después de las consolaciones presentadas en forma de premias al mejor guión para cintas como Juno, Pequeña Miss Sunshine, Entre copas o Lost in Translation. No obstante, no ignoremos la trampa: Slumdog Millionaire no deja de ser una película que habla del sueño americana. No importa que sea británica y parezca de Bollwood, en el fondo estamos ante la historia (americana) de siempre, contada a través de los (psicotrónicos y pasionales)
ojos de Boyle.
Hugh Jackman dijo que él no sería el típico presentador de los Oscar, que él no era cómico y que el show, tal y cómo los productores prometieron, iría por otro camino. Uno digno de aplaudir, todo sea dicho. Los números musicales, especialmente el homenaje a los musicales más importantes de la historia del cine (aunque faltó Cabaret), dieron lucimiento a una gala que, gracias a la entrega consecutiva de premios técnicos, supo mantenerse entorno a las tres horas de duración. Algo que tiene especial mérito por la brillante, aunque algo caótica, decisión de traer cinco antiguos ganadores para dar cada uno de los premios interpretación. Ver la muy emocionada cara de Anne Hathaway (quién, por cierto, da la mejor interpretación del año en su categoría) al oir a la estrellona Shirley McLaine hablar de ello, no tiene precio. Así que, en definitiva, felicidades por la gala. La mejor en años.
Lo más de lo más de los Oscar
Lo más justo: Kate Winslet ganando un Oscar que se había hecho esperar demasiado tiempo. Gracias a Dios, se mostró más controlada y mejor articulada que en anteriores discursos.
Lo más esperpéntico: Ver a una Sofia Loren, indudable diva del cine mundial, más (y peor) operada que Cher. Matthew Broderick, todo él.
Lo más emotivo: el discurso de Dustin Blance Lack al ganar el premio a mejor guión original por Milk.
Lo más populista: el discurso de Dustin Blance Lack , por hacer pausas en su reivindicativo (y excelente) discurso para el momento "aplauso" del público´
Lo más divertido: la hilarante parodia de Joaquin Phoenix por parte de Ben Stiller. El montaje de las pelícuals de 2008 a través de Supersalidos.
El más guapo: Robert Pattison, James Franco (always) y Hugh Jackman, macho alfa
La más guapa: Robin Wright Penn, eternamente bella y eternamente desaprovechada (una gran película para ella, ya!). Jessica Biel y Marisa Tomei iban también impecables.
La más horrenda: Beyonce, puro jarrón chino como dijo un amigo, con el vestido con el que llegó a la gala
El más feo: Adrien Brody… nunca fue un adonis pero parecía un tanto vagabundil con esa barba.
Lo más autentico: "I grew up in a place called Alcobendas". Me encantó además la parte del discurso en español.
La más homenajeada: Grace Kelly, absolutamente presente en el peinado de Kate Winslet
Lo más criticable: la cobertura de Canal +, con especial atención a la terrible fiesta que el canal hizo en la sala Shonko y a las traducciones en la alfombra roja, comiéndose el 80% de las declaraciones