No voy a hacer el chiste fácil de reírme de la naturaleza post mortem de esta crítica, que escribo tras resucitar del sopor que me provocó la película. Bueno, ya lo he hecho.
Post Mortem es una de esas historias excesivamente contemplativas que tanto gozan ensalzando los críticos gafapasta. Una es la primera que valora como la que más de historias con su propio ritmo o dinámica lentos como Buda explotó por vergüenza o incluso Huacho. Son ese tipo de historias que generalmente sólo me encuentro en festivales y que me gusta disfrutar. Me gustan los relatos naturalistas y reales que se detienen en la importancia de los pequeños detalles, en las diferentes formas de vivir y las cadencias que les caracterizan.
Sin embargo, no soporto esas historias que intentan crear realismo de forma artificial para elevar el mensaje. Sinceramente, no es necesario que tenga que sufrir a un señor aburrido tomar unos huevos fritos para cenar desde el momento en el que saca la sartén de su armario viejo vintage hasta que se los come con lentitud para darme cuenta de la vida solitaria que lleva. Sobretodo cuando llevo veinte minutos de película dedicados a contarme con pelos y señales exactamente lo mismo.
He tenido que pasar por otros films del estilo durante el festival pero este es seguramente el peor. Los personajes son completamente olvidables y no consiguen absolutamente ninguna conexión con el espectador lo que, unido a la lentitud, lo insípido y lo insustancial de la historia, tiene como resultado una film soporífero, con dos protagonistas odiosos que, además, intenta trascender más de lo que debería vinculando las vacías historias con un contexto social que va y viene según conviene que resulta totalmente artificial.
La cinta de Pablo Larraín ha recibido muchos aplausos en varios festivales. Quizá sea una necia que no entiende la profundidad de la historia o me pierdo en la traducción al no tener demasiado conocimiento de la realidad histórica de la historia, que personalmente me resulta impostada, pero Post Mortem me ha resultado un bodrio pretencioso e insoportable.
03 diciembre 2010
58 ed. Donostia: Post Mortem [Chile]
03 diciembre 2010
Adriii
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