05 noviembre 2005

Punto de partido para Woody Allen

Durante más de treinta años Woody Allen ha estado ambientando sus historias en la ciudad de Nueva York. Cada vez que se habla de Allen o de su cine es imposible no pensar en la ciudad de los rascacielos. Pero esta vez se ha visto prácticamente obligado a abandonarla para poder llevar a cabo su próxima película. Debido al fracaso económico y crítico de sus últimas películas el director americano se vio casi obligado a escuchar ofertas del otro lado del atlántico y así llego la opción de hacer “Match Point” en Londres.

Estrenada en la Sección Oficial fuera de concurso durante la pasada edición del Festival de Cannes, “Match Point”, se convirtió en la auténtica sensación del Festival y la favorita de la crítica entre todas las películas que habían sido mostradas allí. La película obtuvo extraordinarias críticas en la prensa internacional, incluida la norteamericana, que no le daba unas críticas tan positivas desde hace muchos, muchos años. Durante el Festival de San Sebastián celebrado este último septiembre, el film de Woody Allen se pudo ver como clausura de la sección de Zabaltegui, obteniendo un éxito similar al cosechado en Francia.

Chris (Jonathan Rhys-Meyers) es un tenista mediocre de origen humilde que nunca pudo triunfar y que, tras empezara trabajar en un prestigioso club, comienza a relacionarse con la clase alta londinense. Tras comenzar una amistad con uno de sus alumnos, Tom, (Matthew Goode), que le presentará a su hermana Chloe (Emily Mortimer), con la que iniciará una relación.
Tras casarse con ella empezará a trabajar con su suegro, un adinerado empresario. Sin embargo, cuando todo parece ir de maravilla, aparece Nola (Scarlett Johansson), aspirante a actriz y pareja de Tom. A partir de entonces la suerte tendrá un papel destacado en el devenir de Chris..

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A pesar de que algunos temas tratados en la película como la muerte, el amor, la infidelidad o los crímenes son habituales en la filmografía de Allen, aquí lo que marca la diferencia es el tono que se le da a la película, más oscuro, más dramático y la importancia de un aspecto como la suerte (brillantemente presentado en las primeras imágenes de la película) en nuestras vidas.
Pero el tono no es el único cambio que Woody Allen ofrece en es
ta película. Aparte de la ya mencionada sustitución de Nueva York por la ciudad de Londres, aquí la música jazz, elemento habitual en la filmografía del neoyorquino, es reemplazada por la ópera. Además nos encontramos con la película más larga de su carrera, con una duración ligeramente superior a las dos horas que, gracias al pausado pero continuo ritmo que Allen le impregna a la película no se hacen pesada en ningún momento.
Todo lo aquí mencionado es nuevo (o prácticamente nuevo) en el cine habitual del director norteamericano, por lo que, en cierto modo, puede desconcertar en un principio, puesto que el espectador puede acudir a la sala esperando la típica película de Woody Allen cuando en absoluto lo es, aunque recuerda a una de las historias narradas en “Delitos y faltas”.
Aparte de su excelente guión, con unos diálogos brillantes, Woody Allen nos ofrece una dirección más q
ue notable, destacando el estilo sobrio y elegante de su puesta en escena. Por otro lado, vuelve a ofrecernos una estupenda dirección de actores, con un John Rhys-Meyers que es capaz de llevar una de la que es protagonista absoluto como ésta y, especialmente, una apabullante Scarlett Johansson (nunca ha estado más guapa ni más convincente en una pantalla) que se come la pantalla cada vez que aparece en escena e intérpretes cómo Emily Mortimer que en un papel de reparto cumple a la perfección, Brian Cox, Matthew Goode o Penelope Wilton, con un personaje que cada vez que aparecía no hacía más que recordarme a la extraordinaria Diane Keaton, musa de Woody Allen en films como “Annie Hall”.
Lo más negativo que se puede decir es que puede que “Match Point” no satisfaga a los seguidores del Allen más neurótico, más divertido y desenfadado, ciertamente el más habitual a lo largo de su larga y excelente filmografía.

Woody Allen ha conseguido sorprender a propios y a extraños con su nueva y altamente recomendable película, gracias a la cual recuperará justamente el crédito perdido durante los últimos años. Una vez superado el desconcierto que pueden suponer todos los cambios que se presentan el espectador no puede hacer más que relajarse y disfrutar de la que es, sin duda, una de las películas más brillantes y sorprendentes (aunque hay que admitir que su grado de sorpresa es más por el director de la película que por lo que en realidad cuenta) de este 2005.


 
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