23 diciembre 2010

Burlesque no es lo trash que deberia ser

Después de la decepción con Nine, llega a nuestras pantallas un nuevo musical con unas intenciones muy distintas a las que tenía el film de Rob Marshall. Para presentarlo, han venido a Madrid sus principales protagonistas: Christina Aguilera, Cher, Kristen Bell, Cam Gigandet y su director Steve Antin.

Tras aplaudir cual fan crepuscular ante la presencia de mi semidiosa personal Kristen Bell, abrí completamente mi mente para tratar de disfrutar de la historia de Ali, una paleta de pueblo que decide ir a Los Angeles a comerse el mundo como cantante y bailarina.

Burlesque es lo que uno cabría esperar. Absolutamente predecible, inundada de tópicos y gratuidades, consigue ser lo suficientemente entretenida como para poder incluirse en la codiciada burbuja de los placeres culpables.

A su favor también tendríamos que colocar la realización de los números musicales (desde la coreografía, la dirección artística o el propio trabajo de Antin) y un Stanley Tucci en su línea de estupendo actor con facilidad tremenda para la comedia sarcástica, sobretodo cuando su personaje es gay. De hecho, Sean no dista mucho de Nigel, aquel ayudante snob de Meryl Streep que era en El Diablo Viste de Prada.

Sin embargo, Burlesque se queda a medias. Se toma demasiado en serio a sí misma. No tiene ese toque naif que tenía El Bar Coyote (de la que bebe gran parte de su guión) ni la cohesión narrativa de los números de Chicago (magnífico musical al que Burlesque evidentemente ni le huele los talones). Tiene momentos risibles a los que le falta el toque autoparódico que al que sí que recurren en otras secuencias.

Destacaré las dos baladas de sus protagonistas, Aguilera y Cher, que son muy conmovedoras. Hay que decir también lo sorprendente que me resulta que no tengan ni un solo dúo de ambas juntas y lo indignante que para mí, fan de Kristen, me resultó ya no lo poquísimo que aparece sino que no tenga su propio número musical dadas sus habilidades para ello.

En definitiva, Burlesque no es una maravilla de lo trash como Showgirls ni una película adorable como El Bar Coyote ni un musical excepcional como Chicago o uno vibrante como Moulin Rouge…. Pero como placer culpable puede valer.


13 diciembre 2010

58 ed. Donostia: Elisa K [España]

Este es uno de esos títulos hechos para los críticos cinematográficos gafapastiles que orgasmean sólo escribiendo sobre ellos con frases y metáforas lo más rebuscadas posibles sin importar que realmente luego no digan nada. Ah, sí. Ganó el premio especial del jurado del festival.

Dicho eso (y sintiéndome mucho más liberada) tengo que decir que Elisa K no es una mala película. Por supuesto que no. Pero sí es pretenciosa, y mucho. Esa mezcla de la narración en prosa literaria nada cinematográfica de mano de la voz en off unida al blanco y negro consiguió que la viese con recelo desde el primer momento.

Judit Colell, que ya nos aburrió en una pasada edición del festival con 53 días de invierno, se enfrenta a un tema complicado que, a la vez, no deja de estar algo manido. Desconozco la novela original sobre la que se basa el relato pero a mí toda la historia se me antoja una justificación creada en torno a la desgarradora secuencia que tiene Aina Clotet al término de unos lentos 70 minutos.

¿La recomiendo?
No precisamente. No cuenta nada especialmente nuevo, estilísticamente no supone ninguna revolución y no destaca prácticamente en ningún aspecto salvo, quizá, la interpretación. ¿Es una pérdida de tiempo verla? Pues tampoco.

A pesar de todo lo dicho, Elisa K no deja de ser una historia conmovedora con unas buenas interpretaciones cuya naturaleza requiere una conexión con el espectador desde el principio que, si se consigue, probablemente se disfrute de una forma que yo no fui capaz de conseguir.

07 diciembre 2010

Ohhhh… Esta peli ya la he visto!

Casi me siento mal actualizando el blog con autobombo. Últimamente mi frecuencia de posteo deja mucho que desear. Casi no tengo tiempo. Pero realmente esta entrada spamera no deja de informaros de otra vía por la que escucharme hablar de cine :p

Hace unas semanas comencé un nuevo proyecto… “Esta peli ya la he visto”. Es un podcast de cine quincenal que hago junto con Ramón Rey, un conocido de la podcastfera en general y cinéfila en particular.

En cada programa analizamos la actualidad cinematográfica que nos llama la atención, hablamos de las últimas películas que hemos visto o valoramos los estrenos que están por venir. El hueso de cada programa es la sección “La Ventana Indiscreta”, donde diseccionamos una película a fondo.

A esas secciones base que vamos alternando, se le unen otras más aleatorias que van desde comentar un trailer curioso, hacer un ranking de películas por su director, género o la clasificación que se nos ocurra o dedicar una sección a defenestrar títulos malos malísimos. También, por supuesto, tenemos una sección del oyente donde comentamos todo lo que nos van diciendo vía twitter, facebook, mail o blog.

Todo esto lo intentamos hacer de forma entretenida, desenfadada y dejando el gafapastismo lo más a un lado posible :p

Pero la mejor forma de que descubráis lo que tenemos que ofrecer es que os paséis por la web del podcast, donde podéis encontrar los cinco episodios publicados hasta el momento, las diferentes plataformas donde podéis encontrarnos y todas las vías para descargar y escuchar los programas. También he colocado un reproductor en el sidebar de La Última Película ;)

Por supuesto, sigo formando parte del genialoso equipo de OhhhTV! Podcast, donde cada programa seguimos hablando de cine y, sobretodo, televisión desde nuestro punto de vista. Y ahora mismo tenemos un sorteito en marcha!

Así que nada, espero que disfrutéis de Esta peli ya la he visto. Os invito a comentar por aquí o por cualquier vía de las que ofrecemos en el podcast lo que os ha parecido y si, en cuanto a comentar películas, me preferís hablando o escribiendo ;)

Un abrazo.


03 diciembre 2010

58 ed. Donostia: Post Mortem [Chile]

No voy a hacer el chiste fácil de reírme de la naturaleza post mortem de esta crítica, que escribo tras resucitar del sopor que me provocó la película. Bueno, ya lo he hecho.

Post Mortem es una de esas historias excesivamente contemplativas que tanto gozan ensalzando los críticos gafapasta. Una es la primera que valora como la que más de historias con su propio ritmo o dinámica lentos como Buda explotó por vergüenza o incluso Huacho. Son ese tipo de historias que generalmente sólo me encuentro en festivales y que me gusta disfrutar. Me gustan los relatos naturalistas y reales que se detienen en la importancia de los pequeños detalles, en las diferentes formas de vivir y las cadencias que les caracterizan.

Sin embargo, no soporto esas historias que intentan crear realismo de forma artificial para elevar el mensaje. Sinceramente, no es necesario que tenga que sufrir a un señor aburrido tomar unos huevos fritos para cenar desde el momento en el que saca la sartén de su armario viejo vintage hasta que se los come con lentitud para darme cuenta de la vida solitaria que lleva. Sobretodo cuando llevo veinte minutos de película dedicados a contarme con pelos y señales exactamente lo mismo.

He tenido que pasar por otros films del estilo durante el festival pero este es seguramente el peor. Los personajes son completamente olvidables y no consiguen absolutamente ninguna conexión con el espectador lo que, unido a la lentitud, lo insípido y lo insustancial de la historia, tiene como resultado una film soporífero, con dos protagonistas odiosos que, además, intenta trascender más de lo que debería vinculando las vacías historias con un contexto social que va y viene según conviene que resulta totalmente artificial.

La cinta de Pablo Larraín ha recibido muchos aplausos en varios festivales. Quizá sea una necia que no entiende la profundidad de la historia o me pierdo en la traducción al no tener demasiado conocimiento de la realidad histórica de la historia, que personalmente me resulta impostada, pero Post Mortem me ha resultado un bodrio pretencioso e insoportable.

01 diciembre 2010

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, parte 1

Siempre he sido fiel y ávida seguidora de la saga Harry Potter desde sus inicios. Las películas me introdujeron en su mundo y a partir de ahí, entré en los libros y demás. Aunque creo que todos los títulos se han mantenido siempre en un nivel más que aceptable de entretenimiento e interés, con altibajos, claro, sí es cierto que la última que habíamos visto, Harry Potter y el Misterio del Príncipe, fue una de las entregas más flojas.

En Las Reliquias de la Muerte, primera parte, el mismo equipo nos ofrece todo lo contrario: una de las mejores entregas del mago que combina de forma excelente todos los géneros en los que se mueve. Desde el misterio, la tensión o la acción más pura hasta los alivios cómicos o los momentos más dramáticos o sentimentales, David Yates nos lleva de la mano en este preámbulo al gran desenlace de la historia.

Esta penúltima entrega partía de un problema de base que han sabido superar con creces y es que el contenido de la primera mitad del último libro de Potter es considerablemente lento y se centra más en las luchas internas de sus personajes y su relación con los demás que en propio desarrollo de la historia. Este potencial handicap se convierte sin embargo en una de las mejores bazas de la historia ya que, como sí ocurría en anteriores entregas, la narración no se ve obligada a concentrar toda la información de una sola novela en dos horas de película y puede poner así, el foco en los pequeños detalles, en los silencios, y recrearse en detalles que de otra forma no habría podido explotar.

Lo mejor: Que haya conseguido superar el recelo con el que nos hemos acercado a verla algunos y lo haya hecho de forma tan notable.
Lo peor: Que siempre existan esos hooligans puristas de la obra original que sacan punta a cada detalle que ellos habían visto de otra forma.
La secuencia: Podría decir muchas (y de naturaleza muy variada) pero quiero aprovechar para aplaudir ese pequeño corto dentro de la película que cuenta, con una animación muy peculiar y algo Burtoniana, el origen de las Reliquias de la Muerte.

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, primera parte, es un título de lo más divertido, interesante, con un toque oscuro muy atractivo, esa atmósfera y tratamiento visual tan cautivador propios de la saga y, en definitiva, muy entretenido y completamente recomendable.


 
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