
La historia toma el recurrente punto de partida de una pareja de amigos en la que uno de ellos, en este caso él, está enamorado del otro y haría cualquier cosa por la otra persona. Y ese “cualquier cosa” se lleva al extremo en este título.
Pero realmente no es la historia ni su desarrollo lo que destaca de esta cinta. La presentación de personajes y situación es más que efectiva. Emily se queda embarazada y sabe que, en esa situación, su madre perderá la custodia frente a su padre. Para evitar tener que marcharse, David le ayuda a que se esconda y hará lo posible por evitar que la encuentren. El pobre está convencido de que Emily se dará cuenta de que él es lo que ella necesita pero nada es tan bonito como parece.
A medida que avanza la historia, la situación no sólo se hace poco verosímil sino que el trajín que se trae David del parque de caravanas a la cueva escondite es imposible de creer o, incluso, situar cronológicamente. El guión deja demasiadas cosas sueltas y sin justificar a favor de lo que le conviene para la historia, lo que acaba molestando sobremanera.

Lo mejor: la atmósfera.
Lo peor: Que se va desinflando a medida que avanza la historia.
La imagen: David y Emily corriendo por los techos de las caravanas.
