
"Dejad descansar la película una noche en vuestra cabeza. Es todo lo que pido". Son palabras salidas de la boca de Pedro Almodóvar poco antes del pase de prensa de la película nº 18 del más fascinante director y guionista que ha dado el cine español para quien esto escribe. Filias y fobias al margen, La piel que habito supone una huída hacia adelante en la filmografía de un cineasta que, sin renunciar a momentos esporádicos más lúdicos y ligeros, está determinado a abrazar la oscuridad en sus historias. No deja de ser curioso que el cineasta se enfrente al fondo más perturbador e incómodo de su carrera desde la puesta en escena más luminosa y sencilla, una maravillosa dirección de fotografía de José Luis Alcaine (su socio en películas como...