02 agosto 2010

Sobre la genialidad de Toy Story 3 y sus antecesoras

Pixar estrenó sus andaduras como productora de largometrajes allá en 1995 con una película llamada Toy Story. Seguro que si ahora preguntamos a alguno de sus artífices, no podían imaginar que llegarían a estrenar una tercera parte y contar, además, con tanto éxito de crítica y público.

Toy Story es una de las mejores películas de animación que cualquiera, sin importar género, edad o procedencia, puede disfrutar. Habla de sentimientos universales y, para ello, utiliza unos interlocutores de lo más peculiar: Los juguetes.

Ya desde el momento en el que somos testigos de un puñado de soldaditos de juguete llevando a cabo una misión de reconocimiento sabemos que estamos ante algo especial, lo cual que se va confirmando a medida que avanza la historia.

Tiene sus momentos de humor, sus gracias derivadas de la naturaleza de los juguetes, sus momentos de aventura, sus autoparodias… Todo ello enlazado con una historia interesante, emotiva y magníficamente llevada.

Después de que Toy Story fuera una de mis películas de animación favoritas, mi escepticismo con la segunda parte era considerable. Llegó 4 años después, en 1999, y demostró que a veces, segundas partes sí que fueron buenas. De nuevo, este nuevo film nos regaló hora y media de risas, de cine bien hecho y de diversión para absolutamente todos los públicos. Quizá es porque la primera película de una saga cuenta siempre con el elemento novedad, pero siempre he considerado la primera parte mejor película como conjunto y la segunda la más divertida.

Las nuevas aventuras de Buzz y Woody volvían a regalarnos toda esa emotividad, toda la autoparodia que esta vez incluía nuevos juguetes a los que exprimir y todos esos conflictos y miedos que ya nos habían encandilado anteriormente.

Con la tercera y última parte de la saga ya no tenía ninguna duda: Pixar no crea para hacer caja. En Pixar han demostrado no sólo que tienen talento, sino que además miman todas y cada una de sus producciones como si fuera la única. Eso se ve de forma muy evidente en Toy Story 3, que retoma los mismos temas que sus dos antecesoras y, a pesar de ello, consiguen reinventarse a sí mismos y ofrecer algo totalmente nuevo a pesar de que el mensaje sea muy similar a los anteriores.

La tercera parte de esta saga de desventuras juguetiles lleva a otro nivel todo lo que nos habían ofrecido hasta ahora. En la primera nos ofrecieron un Buzz inconsciente de su verdadera naturaleza y un Buzz nuevo consciente que no hacía falta ser un supercomandante espacial para ser especial, importante o feliz. En la segunda entrega tuvimos a un Buzz más “juguete” que se encuentra no sólo con un Buzz como el que él solía ser, sino con el famoso villano El Emperador Zurg.

Y ahora no puedo hacer otra cosa que levantarme y aplaudir ante la nueva vuelta de tuerca: el Buzz matón, de nuevo, comandante espacial y su evolución al Buzz latino, sus piropos y sus bailecito. Ataque de risa, hoygan!.

Toy Story 3 ha resultado ser la más hábil de toda la saga a la hora de conseguir tensión en las desventuras de nuestros amigos los juguetes. Mientras que el factor aventura en las anteriores queda más infantil, aquí consiguen crear situaciones con suspense real como ese momento en el que todos se cogen de la mano. Yo realmente estaba pensando: “¿¡Y cómo van a salir de esta?!” xD

Los de Pixar vuelven a acertar en todos los elementos comunes a la saga: La inclusión de los nuevos juguetes es simplemente brillante, todos los giros de trama y cambios en los personajes están llevados con mucha inteligencia y tacto. Son cruelmente divertidos y a la vez tremendamente emotivos cuando tienen que serlo.

No sólo echan mano de la autopariodia y el autohomenaje, sino que nos deleitan también con numerosas referencias a grandes y pequeños títulos de la historia del cine, algo que ya habían hecho antes pero en mucha menor medida.

Y el final. Ese final. Era realmente difícil dar un final a una saga como esta y ya desde el planteamiento de Toy Story 3 (Andy se va a la universidad) tenía muchas dudas al respecto del cierre y no hay duda que ha superado absolutamente todas mis expectativas. Emotivo a más no poder y de lo más significativo. Una vez visto, realmente no se te ocurre ningún final mejor para las aventuras del l vaquero, el hombre espacial, los señores patata, el dinosaurio, el hombre espacial y el resto de los compañeros de juegos de Andy.

Me despido sólo con una pregunta… ¿Qué ha sido de Bo, la chica de las ovejas?¿Porqué han decidido que desaparezca en esta saga y sólo se la mencione media vez y adiós?¿Querían ahorrarse el dar más conflictos a Woody? ¿Decidieron que ya tenían suficiente con Barbie y Ken? No se, me ha resultado bastante raro.

Creo que ha quedado claro el cariño que le tengo a esta colección de maravillas que han resultado ser las tres entregas de Toy Story pero añado una cosita más: ¿Crees que una película familiar de animación no es para ti? ¿No entiendes el revuelo que ha tenido, sobretodo, esta tercera parte? Dale una oportunidad, seguramente te sorprenderá.

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