
Que alguien me explique por qué la magistral El secreto de sus ojos no se llevó ni un mísero premio este año en Donostia. Dudo enormemente que ninguna película exhibida a concurso este año en San Sebastián tenga el impacto emocional y cinematográfico que la nueva aventura de Juan José Campanella, un director que logró la fama con la tierna El hijo de la novia y que consigue aquí, de nuevo con Ricardo Darín, una película extraordinaria: un relato fascinante que funciona a la perfección como thriller, como drama romántico y como comedia (espectaculares frases e interpretación de Guillermo Francella, todo un descubrimiento). Es un ejemplo de película total o como la definió Luis Martínez para El mundo: La fórmula perfecta del cine emocional, quizá...