Gracias por fumar: Otro tanto para Reitman

A estas alturas, Jason Reitman ha demostrado que tiene un estilo muy característico de contar todo aquello que aborda y definitivamente lo he incluido entre mis directores a tener en cuenta.

Esta intensa crítica pone el dedo en la yaga en ese mundo de la falsa moralidad impecable que muchos nos quieren vender y hace una caricatura de todos aquellos a los que coloca en su film: senadores y congresistas, portavoces de lobbys como el alcohol o las armas, jefazos del cotarro, productores de Hollywood... hasta el hombre que fue el vaquero de Malboro en sus tiempos mozos.

El guión no se anda con chiquitas y coloca a todos ellos en sus extremos más absolutos soltando argumentos de lo más desternillantemente escandalosos. El que se salva es Nick, interpretado Aaron Eckhart, al que estos papeles le vienen de perlas, un hombre que se nos presenta como alguien carente de moral y realmente es todo lo contrario. Eso sí, el cree en la libertad individual de decisión: yo te digo que fumar mola, tú verás lo que haces.

El único problema que le veo este film de diálogos impecables y personajes excelentemente retratados, caracterizados y con el peso justo en la historia es la evidente carencia de un nexo que funcione como columna vertebral para lo que se cuenta. La película es un conjunto de momentos y de anécdotas a veces inconexos que sirven para mostrarnos los argumentos y decisiones de su protagonista. Es de esas que hasta con un pequeño detalle o una frase fugaz ya ha hecho una dura crítica o guiño y si te lo has perdido, lo siento. Requiere atención al 100% y eso es lo que realmente la salva de esa carencia de hilo conductor que guíe al espectador a través de la película.

Gracias por fumar es altamente entretenida, inteligente, atrevida (aunque podría haberlo sido más y ahorrarse ciertas ñoñerías y salidas fáciles), con un elenco fantástico y, en definitiva, muy recomendable.

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