Los Angeles, año 1928. Christine Collins es una madre que recupera a su hijo, al que habían secuestrado meses antes. Pero en la locura del muy fotografiado reencuentro, comienza a sospechar que el niño que le han entregado no es su hijo. A pesar de unas fuerzas del orden corruptas y de una opinión pública que no termina de creerla, ella luchará hasta el final.
Al igual que pasaba en Million Dollar Baby (una de las obras maestras de la década), nos volvemos a encontrar con un tema que, en las manos equivocadas -aunque tremendamente habituales-, iría a parar a las tardes de domingo de Antena 3. Afortundadamente, quién está al frente de la película es Clint Eastwood, ese extraordinario director que, como el buen vino, ha ido mejorando con los años. Lo impresionante no es ya su calidad, que también, sino la facilidad con la que rueda. Gran Torino, su siguiente proyecto, se estrena en menos de dos meses.
En El Intercambio, Eastwood habla de muchos temas, quizás demasiados para una sola película: la corrupción de la policía, la tenacidad de una madre por recuperar a su hijo, el Los Ángeles de los años 20 (recuperado mágicamente gracias al maravilloso diseño de producción del filme), unos terroríficos crímenes (en los que no entraré para no destripar la película),... El guión de J. Michael Strazynski, guionista de moda en Hollywood, no sólo tiene un libreto de hierro, que no deja lugar a los cabos sueltos, sino que pasan volando sus casi dos horas y medias de metraje. Sólo se le puede echar en cara que en el tramo final de la película, parece no saber muy bien como terminar la película, hasta el punto de que El intercambio casi tiene más falsos finales que El retorno del rey.
No podimos olvidarnos tampoco de Angelina Jolie, en un personaje que es un auténtico regalo para un intérprete: Christine Collins llora, se despera, grita, sufre,... hasta tal punto que, sin exagerarla, la mitad de las escenas de Jolie parecen el perfecto clip para emitir en la gala de los Oscars cuando se anuncie su muy posible nominación. Muchos preferirán una interpretación más sobria y no tan buscapremios como esta pero hay que reconocerle a Jolie que, una vez terminada la película, piensas en Christine Collins y no en el 50% de Brangelina, consiguiendo separar personaje y actriz, algo realmente difícil cuando hablamos de un intérprete tan famoso. A su alrededor nos encontramos con secundarios de lujo que no hacen sino beneficiar el desarrollo de la historia, destacando el casi debutante Jason Butler Harner en el breve pero intenso personaje que juega un papel fundamental en la historia.
En el lado negativo nos encontramos con el citado problema de que parece que la historia no sabe muy bien como llegar al mítico "the end" y con uno de los vicios recurrentes del cine de Eastwood, el uso de cierta brocha gorda para definir a los personajes: los hay muy buenos y los hay muy malos pero ¿donde están los grises?. Cada vez que Eastwood ha sabido solucionar esto, nos hemos encontrado con joyas como las magníficas Mystic River o Los puentes de Madison.
El intercambio no sólo es la mejor película de unas pobres navides sino la muestra de que un director clásico puede no sólo puede sobrevivir sino ser uno de los mejores directores, sino el mejor , en una época en la que el cine ha cambiado enormememente desde que el llegase a la industria cuarenta años atrás.
2 comentaron:
Pues deacuerdo en casi todo aparte de los falsos finales, aunque si pienso mas en ello si me doy cuenta, pero vamos, si la vi 2 veces en el cine y no me di cuenta, pues no debe ser tan malo. Y deacuerdisimo en lo de Jolie y el Harner ese, que escalofrios!
Tengo muchísimas ganas de ver esta película (y Gran Torino más aún) pero me resulta tremendamente difícil ir al cine actualmente (por temas económicos) y no me gusta "conseguirlas" con mala calidad así que quizá tenga que esperar un poco, pero la crítica que has hecho me ha gustado mucho.
Saludos.
Publicar un comentario