
Faltan menos de 48 horas para dar por terminado un 2008 que, cinematográficamente hablando, no ha sido el mejor año que se recuerda. Ha habido excepciones (Pixar superandose a sí misma - si es que es posible-, un encuentro con la mejor película de villanos de la historia, el primer Oscar de interpretación español, descubrimientos y óperas primas brillantes dentro del cine europeo,...) pero también hemos visto un flojo año para el cine español (a ver si va a ser cierto que poco más hay más allá de Amenábar o Almodóvar), para los blockbusters (pocos han acabado ofreciendo algo minimamente interesante) y para mí personalmente, que me he quedado sin poder ir por primera vez en cuatro años a mi adorado Festival de San Sebastián. Antes de ponerme...